Cuantas veces hemos llegado a casa cansados, enojados o agobiados por el trabajo y estrés que día a día se apodera de nosotros y de pronto una carita de felicidad nos recibe moviendo la cola y saltando por todas las horas que no nos pudo ver y que de hecho nos extrañó. Y es que las mascotas se vuelven parte importante en la vida de quienes tenemos la dicha de poder tener una.
Kyra fue por poco tiempo mi pequeña gigante, mi dinosauria, como la llamábamos cariñosamente, una Komondor tan preciosa como juguetona. Quien supo robarnos el corazón rápidamente con sus juegos y saltos, parecía no cansarse jamás. Hoy ya no está más con nosotros y por eso decidí escribir estas líneas como un homenaje al ser vivo tan maravilloso que supo arrancarme una sonrisa cuando no tenía ganas, supo hacerme sufrir para poder tomarnos un selfie!!, supo hacerme correr como nadie lo hizo jamás y supo entregar todo su amor de manera incondicional.
Kyra ya no estás con nosotros pero quiero que sepas que hiciste mi vida más bonita e hiciste a un niño de 11 años inmensamente feliz.
Siempre te recordaremos, gracias por haber sido parte de nuestra vida. Ahora te toca alegrar a los ángeles del cielo.
Si tienes una mascota, quiérela y cuidala con toda tu alma, porque ella así te querrá siempre.
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