Y habrá aquella amiga feliz con una relación linda, generalmente nueva o recién reconciliada, estará la amiga que tiene una relación tóxica de matrimonio o noviazgo, donde amistan, pelean, vuelve a amistar, vuelve a pelear y nunca sale del círculo vicioso en el que se encuentra su relación y que no es capaz de romper porque siente que a pesar de todo "es el hombre de su vida". También habrá una amiga que no tiene un novio pero se muere de ganas por estar unida a alguien y busca cualquier medio para conocer a "su media naranja" y seguro también está aquella amiga, callada, de mirada esquiva que tiene una relación "prohibida".
Sin embargo, pocas veces se encuentra aquella mujer que está sola y feliz, pero no feliz de la boca para afuera, es decir dice que se siente plena, pero al llegar a casa se siente sola, vacía, sin rumbo, porque no tiene un compañero.
La mujer de la que me quiero centrar en este espacio es de aquella que tal vez ha sido en algún momento cada una de las mujeres descritas al inicio. Tuvo una buena y bella historia de amor pero que por alguna razón dejó de serla, luego se hundió en el abismo de una mala relación, una relación que a pesar de saber que no tiene norte, que no crecen como personas, que la estanca, la anula, la hace triste, continúa y si la deja al poco tiempo regresa y así pasan meses y hasta años. Finalmente toma las riendas de su vida y decide romper con ese circulo vicioso que si bien es cierto, en un inicio la llenó de alegría luego se fue volviendo en un tormento, en un gran desamor.
Pasa el tiempo y cada vez que vuelve a casa, siente un inmenso vacío, cada lugar le recuerda esa relación y quiere desesperadamente regresar...hasta que recuerda que no es una relación buena para ella, que ya no la hace feliz y saca fuerzas nuevamente para mantener firme esa decisión. El la busca, ella muere de amor ( o eso cree) pero no regresa....Pasa un tiempo y de pronto se da cuenta que ya no lo extraña más, que pasó el día en tantas actividades que la colmaron, que la llenaron de buena energía, que estuvo rodeada de gente positiva que siempre estuvo cerca pero que antes no la vio o no la quiso ver.
Y empezó a conocerse, a aceptarse, a quererse, a disfrutar de la soledad y entender que es la oportunidad de regalarse tiempo de ella solo para ella.
Entonces entendió que la felicidad no está al lado de alguien, la felicidad está en cada momento que se puede regalar a si misma, en disfrutar pequeños momentos que le llenen de paz y tranquilidad o tal vez de alegría y miles de risas sin culpa, sin temores.... Esta mujer ya se dio cuenta que el amor está en todas partes y no en una persona, pero sobre todo ha entendido que antes de amar a alguien tuvo que aprender a amarse a sí misma y si llega un nuevo amor a su vida, no dejará de hacer aquello que la llena tanto, que la pareja es el complemento no la totalidad, la pareja es quien la haga crecer y crezcan juntos, pero sobre todo ella está segura ahora que con o sin pareja ya sabe lo que la hace feliz porque entendió finalmente que el amor es libertad.